En la otra esquina de la habitación el reloj se había parado y aquellos viejos hombrecillos no salieron a marcar la hora en punto. Las ventanas estaban abiertas y el viento soplaba convirtiendo las suaves cortinas en fuertes mareas.
Entró en la habitación sosteniéndome la mirada,cerró la puerta tras de sí y comenzó a calmar al cielo enfurecido. Precipitó su rabia en un vaso de cristal,haciéndolo trozos a los pocos segundos. Yo estaba allí,otra vez.
Él seguía mirando. Yo miraba el seguimiento de mis ojos en los suyos. ¡Maldito!
Abrió al azar el cuaderno que yo tenía encima de la mesa y comenzó a leer mis palabras,a beber los significados derramados en forma de gota salada y a contemplar el fulgor que salía de alguna página...Como pobre entusiasmo reducido al mínimo.
Decidí abrir una ventana y dejarme llevar por la corriente estival.Pero cuando giraba el pomo de la ventana su mano se posó encima de la mía haciendo el gesto inverso,cerrando mis expectativas,asfixiando mis venas.
De pronto,toda la fuerza que habían albergado sus ojos durante aquel incómodo y largo momento se desvaneció,tropezando con las sábanas y llegando a despeñarse por un precipicio hecho a su medida y gusto,terminando en un lecho de madera y polvo.
No sería ésta la oportunidad que yo aprovecharía para dejarlo allí o para intentar sonsacarle toda la información que, con daño,quiso arrancar de mi cuerpo meses atrás.
Clemencia,eso es lo que pedía aquel gesto. La misma clemencia que me fue arrebatada por sus manos,la misma piedad que él había arrojado a la basura junto con mis
zapatos.
Y de repente se levanta,me acaricia la mejilla y comienza a cantar,a susurrar una canción..Me vuelve a invadir un sentimiento de desamparo,el mismo que recuerdo desde aquella noche en el polígono de Esperanza...Deja de susurrar y me vuelve a acariciar la mejilla.Ahí es cuando entiendo que no quiere hacerme daño,que busca mi perdón,que muestra algo de dulzura.. ¡Maldita mentira y maldito sentimiento! No parará.No lo hará hasta acabar conmigo.