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en realidad, sólo somos gotas contra el suelo.

Lovely Luna.

21.4.12

El regreso hablado.


Habían pasado ochenta y tres días, o lo que es lo mismo, dos meses y 23 días. Las palabras fluyeron desde las cuencas orbitales hasta los dedos y allí, en forma de fuentes intermitentes, entre diversos papeles,volvieron a la vida. A veces sucede que algunos recuerdos sollozantes se convierten en eternidad con una simple caricia que mitiga su impacto en la realidad. Esa caricia es la escritura.
Estar separada de este mundo durante unos meses parecía, en un principio, no ser importante: “le puede pasar a cualquiera”, me decía; incluso los grandes escritores tienen épocas en su vida en la que la mente se vacía y el mero placer de escribir se vuelve insufrible.
Comparando diferentes etapas de este blog, puedo asegurar que, apoyándome en la fiabilidad de un 76% de lo tecleado, cuando más he escrito fue cuando los días eran más grises, las noches se convertían en días y mi horario estaba tan trastocado por una cotidianidad que a las personas de mi alrededor conseguía sorprender.
Y es que el ritmo de las palabras no tienen sentido si en mi cabeza, a veces, no imagino historias. No será la primera vez ni la última cuando, en aquella noche de febrero, me puse a hablar sola y a contar un cuento a nadie en mi habitación. ¿Fue un efecto de la locura por no transcribir al papel? Puede ser. ¿Fue el sentimiento de extrañar algo, de echarlo de menos, lo que me llevó a tal actitud? Es muy posible. Y más aún, al estar tan marcada esa sensación cada (fin de) semana en mi ser. Y mucho más aún, cuando el simple hecho de publicar algo en el blog se vuelve impensable. ( Dolor y esperanza. Impotencia.)
Y yo, que confundo palabras en el lenguaje cotidiano, que cambio sílabas de lugar, que pongo vocales donde las consonantes están tan juntas que un enlace más hace que su relación sea imposible. 
Yo, que no he aspirado a nada más que a transmitir lo que siento, vuelvo en medio de la niebla marina del 21 de abril de 2012 a mecanografiar algo, a sentirme realizada por un día, a pensar que puedo…
En otra ocasión, escribir fue ese sueño convertido en realidad, ese que sólo yo pude tocar y darle forma, esa oportunidad transformada en hilo narrativo que seguiría su curso, cada vez que yo quisiera, hacia la inmortalidad. Escribir fue… Escribir será.


(Rugen los pensamientos) Toc,toc,…
-  Pequeña, soy Escritura, he vuelto.
Te echaba en falta.