Era 21 y mediodía.Yo leía
Tempo novo en un pasillo construido cinco siglos atrás. Era 21 y la calle estaba húmeda. El frío comenzó a llenar el espacio y lo hizo rebosar de ilusiones que salieron a enfrentarse a la lluvia. Dentro de unos años,puede que esas ilusiones necesiten de nuevo colmarse en un vaso o en cualquier otro lugar, como aquí, y puede que luego las derrame en una mesa.
La vida se divide en pequeños momentos que consiguen metamorfosear tu persona. Los cambios no tienen por qué ser malos, y si alguien te dice que sí, miente. Porque dentro de unos años la piel más tersa dibujará surcos en su vejez y no por ello será menos hermosa.
Puede que un día, 21, diga hasta luego, pero solamente porque no me gustan las despedidas.
Sempre estarei nalgunha parte de ningures agardándovos.