El ordenador me deja totalmente desarmada y el papel...él me abandona para albergar apuntes por deber, rasgándose en mis manos cuando le quiero dar placer.
Le he regalado días a mi vida sin escribir, sin plasmar ni un ápice de mi ser por pura impotencia. Lo he intentado, juro que he descifrado mi mente y he sacado palabras para él, para el único en este tiempo.
Sin ningún sentido, todo en mi cabeza me parece repetido y no sale, ya que nada nuevo puede hacerlo.
El cielo ya era infinito antes de verlo mis ojos...Pena que mi cabeza ahora no me permita describir la grandiosidad que desprendía hace unas horas, cuando me sentía tan pequeña debajo de tal inmensidad.