Lo más “característico” del planteamiento de los siguientes meses en otro lugar fue el mensaje que se encontró en el parabrisas de su coche.
Esas palabras resonaban en su cabeza una y otra vez como si el papel las reprodujera cuan cinta o cd. La duda,como cualquier amiga en estos casos,aconsejaba a la razón.
La ida ya estaba planeada luego de tantos años de realidades utópicas. Los “posibles” empequeñecidos por los rechazos habían llenado demasiados días de sus años y la oportunidad se había presentado como lo hacen los días de sol en un mes lluvioso.
Pasaban las horas y la incredulidad de sus pasos era mayor. ¿Cómo creer que luego de un par de años esto ocurriera? ¿Cómo creer que descubrió sentidos nuevos al leer aquel trozo de periódico?
El día llegó como lo hacen los recuerdos a los lugares especiales del ayer. Todo estaba preparado. Lo único que quedaba eran muchas horas de vuelo,unos cuantos transbordos y una flor a punto de abrirse en su regazo.
Todo era “normal”.Todo, menos sus piernas, que temblaban con cada sonido en la terminal.
Fuera llovía. Había niebla. Eso hizo temblar todo su cuerpo. Se sentó al escuchar :
“El vuelo con dirección a Nueva Zelanda queda atrasado hasta que las condiciones metereológicas lo posibiliten.”
Había ido sola. Los “hasta pronto” se habían quedado en sus respectivos lugares,para volver a recuperarlos en su debido momento.
Las cosas ,a veces, pasan si tienen que hacerlo y ,en otra ocasiones, solamente el tiempo corre con prisa detrás de cada segundo.
Tenía sentido plantearse la opción de un regreso luego de una no-ida. Lo tenía como refuerzo para una rutina definida durante el siguiente período vital.
El chocolate caliente daba ánimo a sus manos,las resguardaba de la atmósfera fría que había creado a su propio alrededor. Ese placer momentáneo daba cerco a las ganas de volver,viendo que ahora no tenía la fuerza necesaria para atravesar medio mundo.
De nuevo,el sentimiento de flaqueo de las piernas ante algo serio y nuevo.
En la megafonía sonaba algo,alguien volvía a hablar. Comenzó a atender a cada palabra y sus tímpanos recogieron algunas ondas sonoras. Ellas enviaban este mensaje : “ ...que estarás sentada,esperando a irte. No respondiste y me puse a dibujar otro borrador,pero añadí otro elemento : a mí. Supuse que a lo mejor esa idea te agradaba más que la otra. De todos modos, también traigo esa opción conmigo. Diré que serás feliz en las dos. Dibujarás tu día a día en él,puedo ayudarte si quieres. Sé que no lo entiendes. Sé que nunca me has entendido y...Y yo tampoco lo hacía pero...Estoy seguro de algo y eso lo he imaginado.”
Sí,estaba allí. Sentada. Sin entender nada y...Volvió a escuchar atenta : “ Tienes que haber recordado...Tienes que haberlo hecho”.Ahora las palabras altas eran susurros en su oreja izquierda : “Hace tres semanas que mi mano comenzó a soñar. Lo ha hecho en blanco y negro. Quiero añadirle los colores que pintamos algunos días en la pared que estaba más allá de tu almohada. Vengo preparado,solamente dime si te he hecho dudar y me iré,lo haré contigo. Y sí,también volveré,contigo otra vez o...Contigo.”