Nunca me gustaron las despedidas

Su voz calma mi alma; sus letras reviven mis sueños,pesadillas y más altos miedos.

Te lo encuentras por esquinas,por cielos,en mares y bares,en momentos de pesadez o de fragilidad,en cuerpos extraños y en la familiaridad de una nota.

Siempre "regresa del olvido" para recordarme por qué estaba allí ,en aquel momento,en el que descubrí otras opciones con reflexiones vitales y morales.El vértigo que sentí los demás días entre canciones y en busca de viejas discografías de otros anteriores a él no se puede comparar con nada. Una letra de amor ,otra de reinvindicación,de muerte y vida; el ruido y los silencios ; las postales y viejos recuerdos; los viajes a un norte que pensaba que era el mío y no el de otro; casualidades y horas;madrugadas que arden; el ser o no ser...

Mi padre nunca me contó historietas de músicos como él,sí diferentes, pero nunca parecidos;tampoco lo hizo de personajes y sucesos tan brillantes como espeluznantes,que respaldaron el afán por empezar algo a los 18 imposible de terminar en la vida.

Con los años ha cambiado, se ha regenerado y estancado en lados opuestos.Y,como no, no ha parado de contar relatos o monedas,de subirse en un escenario,de reír o llorar,de cantar o hablar.

Casandra vio su futuro y lo acompaña en éste mundo.

La Dulce Carola sigue estando en la memoria de la gente que se sienta al verlo : 1,2,3.

Creó al Hombre que corría tras el viento y encontró su destello de felicidad.

Inculcó,a esta pequeña persona, que las sesiones continuas valen la pena porque ,a veces, algo te eriza la piel y te rescata del naufragio.